Wednesday, June 1, 2011

Rufino el Pepino y la conspiración de las salchichas de Hamburgo



Planeta Tierra Fértil, año 2011, 17:40. En algún lugar de Mediterrand se esconde agazapado bajo la maleza Rufino, el pepino. Tiene 7 meses, protuberancias uniformes y un color verde-lomo de iguana que le perfila un camuflaje interesante. A Rufino le suda el rabo, ese tronco que corona su cráneo victorioso y del que no todos los de su especie pueden presumir. Las gotas de agua vitaminada que se le escurren por la frente no son para menos: está a punto de enfrentarse a un pelotón de salchichas nórdicas.
Rufino se crió bajo la tutela de anacardos y pepinos octogenarios en la colonia “Ecopepinos Constantino”, uno de los pocos viveros de hortalizas orgánicas que sobreviven a la globalización. Hasta ahora los pepinos locales se conocían como las hortalizas más viajeras, conquistaban ensaladas de medio mundo y embadurnaban de frescor y jovialidad los rostros más estresados del planeta. A nadie le importaba un pepino los pepinos, hasta que “El Rumor Nauseabundo que todo lo puede” se empezó a difundir entre la población. Y, en menos que se despluma a una cebolleta, ya estaba en boca de todos: los pepinos pasaron de ser simpáticos backpackers a mutantes falos bacterianos que pretendían acabar con la inocente humanidad a base de bacilococos asesinos. La prensa hizo eco de lo que más tarde, cuando el holocausto pepinero contaba ya con más de 3 millones de víctimas, se supo que fue toda una conspiración.
17:45 : Las salchichas de Hamburgo también se agazapan bajo la maleza. “No puede quedar ni una rodaja de pepino viva!” masculló el plato de chucrut que dirigía la operación. El ejército hamburgueriano era poderoso: 30.000 salchichas alemanas condimentadas de finas especias y embutidas en uniforme de colágeno dispuestas a aniquilar sin piedad a toda cucurbitácea viviente.

-Cabo Bratwurts: Estoy cocida señor, cuanto calor hace en este país, no estaríamos mejor en Mallorca bailando la macarena?
-Teniente Frankfurt (escupiendo orégano de mascar): No me gima como una niña cabo! Agárrese bien las pelotas y demuestre quien tiene más grasa en las venas!!!
-Cabo Bratwurts (ajustándose sus gafipastas): Pero es que aún no entiendo que estamos haciendo aquí, si los pepinos no tienen colesterol, ni bacterias ni nada, no son una amenaza...

“Una salchicha pensante… intolerable!” Al teniente Frankfurt se le hinchó tanto la vena que por poco le explota la cabeza y se le derrama todo el relleno. Entonces, cegado por un ataque de orgullo germánico, él mismo cogió carrerilla, abrió sus fauces desdentadas y salió corriendo en busca de un pepino al que guillotinar. Rufino, que tenía las semillas bien puestas, se incorporó entre la maleza y le propinó una pepino-patada en las mísmisas tripas al osado Frankfurt dejándolo listo para la barbacoa. Ante tal violenta escena, al chucut le sobrevino un infarto de miocardio y las salchichas, desprovistas de líder, se cogieron un vuelo low cost a las Baleares y buen pedo cervecero al son del “Follow the leader”.
Rufino el Pepino pasó a ser un héroe local y con la recompensa que le dio la calabaza Ruperta, condesa de las cucurbitáceas, se montó una fábrica de productos anti-espinillas.
Aún así, las salchichas alemanas, tan famosas por su rectitud como por sus metidas de gamba, habían jodido bien a los pepinos españoles y eso quedaría por siempre en los anales de la histo… de Google.





3 comments:

  1. Me muero de risa juni me encanta!

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  2. Olé y olé.
    Rufino al poder!

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  3. ajjaj ¿ pero de donde sacas tanta imaginación?!! deberías producir una serie de actualidad-ficción ! tendría mucho EXITO !

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