Thursday, September 29, 2011

Yogurtópulos y la moussaka filosofal


Monte Olimpo, 14.45h.  Lorenzakos, el sol griego,  está a todo volumen y un pequeño yogur a punto de ebullición…

Yogurtópulos se cuajó en Macedonia, hijo de un Petit Suis y una Bífida Activa. El pequeño lácteo enseguida se independizó,  impulsado por huir del complejo de inferioridad de su padre y de la mala leche materna. Pero enseguida se dio cuenta de que Greekland estaba llena de  yogures caducados, mentirosos y corruptos. De sopetón perdió la inocencia y también la virginidad con una cucharilla de café.  El panoramix pintaba feo:  los actimeles, funcionarios acomodados,   excusaban su sueldazo mitológico a base de creerse los salvadores de la flora intestinal.  Los postres que estaban en el poder no dejaban de gastar: que si una yogurtera en cada pueblo, que si neveras gratis para cada ayuntamiento… y por otra parte, el pueblo no dejaba de evadir impuestos y romper vajillas: Opa!  Yogurtópulos, que soñaba con participar en los Olímpicos en la modalidad de lanzamiento de azucarillo, no sabía que la inmigración era una opción. Y sus amigos tampoco ayudaban: el Feta, un queso- cabeza cuadrada,  seguía pensando que la tierra era plana:
“Si vas  más allá de Mikonos toparás con el bordillo, caerás y te quedarás flotando en una nebulosa  por siempre jamás. No sueñes con viajar, es peligroso.” 
Un día, paseando su cuerpo cremoso por el Monte Olimpo y a la espera de una respuesta de Zeus, se topó con un ser misterioso:
-Qué eres?- preguntó Yogurtópulos a esa masa indescriptible  que rezumaba un olor altamente magnético.
-Soy una moussaka- dijo la moussaka además de añadir mentalmente la coletilla “otro yogurt corto de leche que me toca las berenjenas y me interrumpe la meditación”.
- Señora moscarda, qué puedo hacer para ser feliz?
La moussaka  pensó a priori que le estaba “lactobacilando” pero segundos después tuvo que reconocer que le impresionó tal pregunta existencial viniendo de un yogurín.
-          No huyas, busca la solución en ti mismo- afirmó saliendo de su postura de flor de loto y recolocándose las patatas.
Yogurtópulos era librepensador  pero seguía siendo un pandillero suburbano sin estudios. Así que ese mantra no lo pilló muy bien. Sintió como sus bacterias se revolucionaban,   le empezó a hervir la lactosa en las venas. El calor lo estaba llevando al límite. Pegó un salto y se echó sobre la moussaka pegándole un buen bocado seguido de otros cuantos.  Las salpicaduras de bechamel fueron la única prueba del asesinato con degustación. Yogurtópulos empezó a sentirse powerful, los hidratos de carbono lo hincharon hasta parecer un pudding, empezó a rodar montaña abajo, cayó al mar, lo pescó la red de un sardinero y llegó sano y salvo hasta Holanda. Allí se montó un bar de smoothies  con sus nuevas socias: unas frutas españolas muy frescas  que a falta de paciencia y resoluciones cósmicas habían hecho el petate y rodado kilómetros en busca de mejor vida.




Monday, September 26, 2011

El culo de Johansson

Fin. Y el culo fue feliz por siempre. Acabar esta historia del culo de Johansson empezando por el final es lo más justo para un culo. Un trasero que va de culo. El culo de Johansson fue un ser de fama efímera y belleza robada. Un culo que sin beberlo ni descomerlo se convirtió en objeto de deseo mundial y en portavoz de la lucha contra la invasión de la intimidad. “Estoy patidifuso, yo no quería ser famoso y va y esta boba me deja con el culo al aire. Tío, ya no puedo salir a la calle a respirar sin que me reconozcan, estoy estreñido del estrés…”- confesó días más tarde en el programa de Jay Leno. El culo de Johansson habitaba felizmente en un tanga de Victoria’s Secret. Dormía al raso, entre sábanas de seda y sobado de vez en cuando por nervudas manos masculinas que apretaban sus cachetes con deseo animal. Y él que se dejaba pues “para qué nace un culo, sino?”. Su pura función fisiológica era una excusa para estar en este mundo, un trabajo-basura y tapadera para pasar desapercibido.  Porque…He was born to be admired, my dear.  Johansson’s ass era un privilegiado en el mundo de los culos. Hermoso, redondo, firme, bendecido por la herencia danesa. Un culo de diseño, renacido de la almeja de Boticelli, mimado con jogging matutino,  ásanas de yoga y una dieta baja en grasas y con muchos antioxidantes. Un día, su célebre dueña, en un arranque de narcisismo y gilipollez naif lo sacó de la ducha recién fresquito y vilmente lo retrató  poseída por el espíritu de Rubens: “culo, culito, tu que eres tan bonito… pongamos a mi lover bien cachondito!”. Y sin su permiso puso morritos y le sacó una foto con el iphone.  El culo casi se queda ciego con el flash e incluso llegó a tener cerrado el ojo un buen rato. “Pero que se ha creído esta idiota?”- refunfuñó para sus adentros. Tras el aluvión de reportajes y noticias amarillas sobre su aspecto, el culo de Johansson tuvo que recibir varias sesiones de terapia con flores de bach. El FBI cubrió con todos los gastos: “ Lo que han hecho estos crackers es todo un crimen… El culo está ahora en estado de shock, totalmente lost in translation, sufriendo una crisis de identidad…”. Pero un buen día, Demi Moore le hizo una foto a su teta izquierda y la colgó en el twitter. Ese día el culo de Johansson dejó de ser noticia y tras varias flatulencias donde soltó toda la ansiedad, se quedó bien tranquilo. 
 Y el culo de Johansson fue feliz por siempre. Fin.

Wednesday, September 21, 2011

Si me pinchas no sangro (a pray for Troy Davis)


Siglo XXI  (aunque a veces tengo el feeling de que Marty McFly me ha metido en el DeLorean y me ha llevado a las cruzadas).
The Peach State (Estado del melocotón) o Georgia para los amigos.
Lleno , claro está,  de melocotones, pinos, magnolias, cocacolas y el suficiente bromuro de pancuronio como para liquidar  a medio país. El país de las oportunidades. De las oportunidades de cagarla a lo grande.  
 Durante un decenio se ha exhibido en todos los teatros un exitazo sin precedentes:  “Demolition Man o el Lelo del Parvulario”. Es la historia de un lelo que llegó a presidente, demolió dos rascacielos con gente dentro (aunque él pensaba que sólo había muñecos Lego) y se puso a jugar con nitroglicerina en  el lejano oriente. El musical acaba con un solo de Georgie, el protagonista,  flotando desnudo en una bañera de Jack Daniel’s y cantando “Everything it’s gonna be fine, I didnt’ mean it”. Las entradas se agotaban cada noche. Acababan hechas polvo: “somos unas vendidas, tía”- dijo una a la otra antes de partirse en dos, como las torres de la historia.  
Pero ahora,  en el estado melocotonero,  un nuevo éxito amenaza la taquilla: “Si me pinchas no sangro”. Su autor, una joven promesa judía se creyó la séptima reencarnación de William Shakespeare y escribió la obra tras setecientas tazas de machiatto del Starbucks. Y esta noche es la estrena. El famoso programa de televisión “Como matar a un ser humano” está haciendo un especial en el canal 4.   Algo así como la antesala de los oscar’s pero en versión antesala de la muerte. Para ir calentando Halloween.
  Si me pinchas no sangro es una versión menos Disney de la Bella Durmiente, sólo que aquí en vez de rueca y rubia tenemos inyección y drogas suficientes como para pararle el corazón a un ejército de elefantes.” – narra Nathan Corpse, el inmaculado presentador cincelado por bisturíes, adicto a los batidos de proteínas con sabor a estiércol y a la hipoxifilia.  
“El protagonista, Troy Davis, es un no-blanco, supuestamente culpable,   acusado del asesinato de un policía que vigilaba que nadie robara las crispy chicken en un Burger King. Tenemos una historia con  ingredientes más que atractivos: un prota con destino de tragedia griega, un alcaide maligno y con problemas de próstata, números de claqué en el corredor de la muerte, secundarios divertidísimos como el patoso paramédico que tarda dieciocho pinchazos en acertar la vena o esa aparición del fantasma de Thomas Edison reclamando la superioridad de la niña de sus ojos, la silla eléctrica: “ Dos mil quinientos voltios y eurekaaaa”, ahhh,  escena sublime. Los palcos de lujo y la platea están reservados para los 55 países que aún mantienen la pena de muerte, en el gallinero estará Amnistía Internacional y la Unión Europea, aunque esperemos que no sean muy aguafiestas y no hagan deslucir un acontecimiento tan esperado como este. Aquí Nathan Corpse desde “Como matar a un ser humano”. Vayan a por palomitas, regresamos tras 300 segundos de publicidad hilarante. Quédense con nosotros”.
Martin Luther King nació en Georgia. Si levantara la cabeza no diría eso de “I have a dream”, soltaría más bien un  “I’m having a fucking nightmare”. 

Tuesday, September 20, 2011

La historia del pez perdido


 Érase una vez un mar lleno de peces. Érase una vez un pez lleno de dudas. Memo, el  pez perdido, tan perdido que no sabía donde prenderse.  Corrían tiempos difíciles: una maratón de minutos descalabrados  donde los peces de aquel mar solían mirarse demasiado las aletas y ahogarse en sus propias burbujas.  El mar era un manicomio con fondo de tornillos huérfanos y hundidos  donde no había pez que no estuviera chiflado. Así que Memo no era una excepción. Besugos absurdos incapaces de comunicarse, atunes acelerados adictos al no-pensar, sardinas acusicas, centollos ensimismados, medusas superficiales, cangrejos acorazados, tiburones acomplejados y calamares con mucha mala tinta. Y en medio de todo ese meollo desatornillado estaba Memo intentando encontrar una respuesta a su existencia. Se hizo adicto a coleccionar brújulas, gepeeses y cartas de navegación,  desesperado por encontrar una dirección a seguir, una flecha que le dijera: “por aquí, so memo!”.  Gigi Langostino, su coacher, famoso por haber curado a Bob Esponja de su hiperactividad neurótica, le escuchaba cada lunes. Recostado sobre un coral, Memo soltaba su flujo de pensamientos encadenados con un “Y si, y si…” intermitente: “Y si me muero mañana? Y si se me taponan las branquias y dejo de respirar? Y si mañana me atropella un submarino?” Langostino asentía silencioso y sujetando entre sus pinzas una taza de plancton caliente: “perdido e hipocondríaco”, anotaba en su libreta. En estas que una noche, Memo, de camino a su anémona adosada, sufrió un accidente. Iba Memo perdido en sus pensamientos cuando se le cayó una almeja en la cabeza, con tal infortunio que se quedó inconsciente y  al despertar no recordaba nada de nada. Ya no era un pez, estaba pez. Y a la que empezaba a recordar pasaban dos segundos y volvía a perder el hilo. Memo había caído en un extraño hechizo: la memoria de los peces. Memo daba una vuelta sobre su propio eje y cuando llegaba al principio ya no recordaba el final. Memo se tronchaba, no entendía nada, pero sus dudas habían desaparecido,  o más claramente: ya no cabía en él ninguna duda pues no tenía los suficientes gigas en la cocorota para retenerlas. Así que Memo enfermó de felicidad inconsciente, de Carpe Diem, de “aquí te pillo, aquí te mato”, de presente jugoso. Sus dudas se convirtieron en posibilidades y aprendió a desaprender.
Moraleja:  lo que mejor despeja  la cabeza es que te caiga una buena almeja.

Tuesday, September 13, 2011

La buena estrella de Bully Vega

Bully Vega tuvo la mala suerte de nacer en uno de los lugares más memos de la historia de la ignorancia: Retrasadillas. Los Retrasadillos,  zopencos usuarios de este pueblo profundo,  sólo tenían dos objetivos en la vida: participar como figurantes especiales en The Walking Dead y  celebrar anualmente una bloody party donde soltaban a un toro en un descampado,  lo mataban con lanzas, le cortaban los testículos y de estos hacían mondongo  para acompañar con tinto de verano.
Cuando Bully nació , la memoria genética  le visitó en sueños disfrazada de muerte. La mujer andaba algo estresada de tanto aparecerse a Woody Allen y al principio no daba mucha conversación.  Luego Bully le ofreció un carajillo y unas galletas de jengibre, entonces se relajó  y tras carraspear dijo:  “cuando llegues a los 500 kg te van a joder bien jodido. Y no se trata de una orgía taurina, ni que  las vacas del pueblo te vayan a exprimir a cópulas… Te matarán: algo así como Jesucristo pero sin vida de recambio”. Así que Bully, traumatizado por la profecía,  se forró el establo de pósters de Mario Vaquerizo y se declaró en huelga de hambre.  Se negaba a probar el pasto,  el pienso,  los donuts de zarzaparrilla y los krispies con arándanos que le echaban sus frustados cuidadores. Estos habían puesto tanto empeño en que fuera el próximo supermártir de la Bloody Party en un par de años… “y así sacarnos unas perras para montar un chalé, embaldosar la puerquera y abonarnos al plus de por vida, unga, unga”. Pero Bully Vega prefería morir de inanición a ser la versión bovina de Hansel y Gretel. Una noche de luna quesera y grillos desincronizados, Bully, desprovisto ya de fuerza, se tumbó boca arriba para pedirle a Casiopea una señal: que le cayera un meterorito allí mismo o que se lo llevara la señora de la capucha XXL sino estaba muy ocupada con el Sr. Allen. Esperó y esperó estirado al raso hasta que se quedó dormido. Y estando en plena fase rem y disfrutando de una bacanal romana a base a vacas lujuriosas y croquetas de césped deluxe algo lo despertó. Cuando se sacudió los cuernos e incorporó del suelo vió que estaba en el borde de un gigantesco cráter del tamaño de tres plazas de toros. Y dentro del cráter un meteorito y encima del meteorito un extraño objeto incrustado:  el Fary esculpido en criptonita con un enorme botón de “play” rojo a los pies. Bully Vega no recordaba haberse pasado con el Orfidal ni el Prozac: no, no estaba soñando ni J.J.Abrams había pensado tal diseño de producción para gastarle una broma a un toro depresivo. Bully se acercó con pezuñas de plomo al pequeño Fary verdoso y presionó el play: “Ay torito, ay torito bravo, te has quedao sin pueblo, no temas por tu raboooo”. Bully Vega sonrió, le arrancó la cabeza al mini-Fary y se zampó la criptonita en menos que canta un gallo. Qué hambre tenía y qué buena estrella le había caído del cielo!

Wednesday, September 7, 2011

Sopa de lenguas

Había una vez un país tan pequeño y embutido de people que los habitantes tenían que sacar la lengua por la frontera para jadear. En un lugar donde la ergonomía era el pan con tomate de cada día, las lenguas sentían siempre el deseo de liberarse. Así que las sinhueso se transformaban por las noches cuando escapaban de sus dueños. A las doce o’clock, cada lengua se desatornillaba de la boca  para salir corriendo y vivir la vida. Algunas malas lenguas se juntaban para escupirse unas a otras, estaban las 20.000 lenguas de viaje submarino que se metían en el mar en remojo, lenguas bífidas que no sabían para donde tirar, lenguas francesas  sedientas de gargantas profundas, lenguas en extinción que fornicaban sin descanso para no perder la esperanza,  la lengua de los Rolling Stone que se dedicaba a chupar restos de ceniceros… Había tanta lengua como peces en el mar. Catalina  era uno de esos peces, o sea una lengua. Hija única, sin hermanos, primos ni perro adoptivo. Catalina intentaba sobrevivir todas las noches a base de carquinyolis  y butifarras. Se diría que le encantaba chupar butifarras pero no queremos caer en la pornografía. Luego estaba Castañuela, una lengua gordota y portentosa, dueña de una fábrica de bocadillos de calamares. Castañuela había sido toda una Indiana Jones en sus tiempos mozos y se había ido a hacer las Américas, lo llenó todo de bares, se le emborracharon los indios y su época dorada se fue a tomar por culo. Catalina “anava fent”, más prudente ella. Nadie entendía ese fijación de la pandillera Castañuela por hacerle bulling a Catalina. Pero ahí estaba, cada noche metiéndole unas collejas que la dejaban sin aliento. Una de esas noches, Catalina no regresó a su boca para atornillarse a la salida del sol. Se piró, se largó y Castañuela la echó tanto de menos que tuvo que hacerse amiga de una lengua gallega adicta a los trabalenguas y a los percebes para seguir dándole collejas a alguien. A veces hay lenguas que deben morderse: vive y deja chupar.  

Friday, September 2, 2011

Qué fue de Lady Gadá(fi)..?

Tripoli Town. “Nabuco el Mameluco”: bazar de día-cabaret de noche. 21:45h.

Aforo completo: 99% masculino exceptuando a tres hercúleas agentes de la Guardia Amazona que reaccionan a punta de kalachnikov hasta a la más mínima ventosidad…. Es comprensible: hoy han sido más que manoseadas en el camerino por el libio libinidoso con lo que se les ha quedado esa cara de pestiño rancio. La gran vedette Lady Gadá actúa por última vez esta noche y nadie se lo ha querido perder: así que allí está todo el mundo menos Nadie. Las tapas de tabulé y mezze invaden las mesitas neo-kitsch, coronadas por lámparas-flamenco y huevos de pascua. El público, alcoholizado de Fanta 0’0 (el arak está prohibido) eructa, grita, vapulea, se desespera y patea el suelo. Justin Timberlake, contratado para rellenar cachimbas, no da abasto y Nelly Furtado va que vuela en el guardarropía colgando chilabas: “I’m like a Biiiiird”.

Se apagan las luces y un cañón de luz apunta al escenario. Las amazonas disparan al techo y llueven cristales: “A callarse todo el mundo!”. La estrella aparece entre bambalinas, busca el centro. La tablones de madera crujen y se cagan en Alá. Se le suicidan tres medallas hechizadas por la gravedad: si se fundiera todo el metal que lleva encima se podrían empastar las muelas de medio planeta. Lady Gadá parece un extra del Príncipe de Zamunda: una enorme cebolla gorda y opulenta, forrada de capas y capas de imposibles combinaciones. Según su propio juicio “la ostia de fashion”, según Vogue “puro acto de terrorismo visual”. Cierra los ojos, piensa en Shakespeare, “ese gran dramaturgo árabe”, inspira aire, se imagina a sí mismo compitiendo en la gala Miss Sunshine con Jesucristo y se pellizca un pezón:

- “Mi pueblo! Estoy tan contento de que hayáis venido a mi último show… Más de 4 décadas en los escenarios… Ja! Me río yo de “Cats”! No lloréis pero mi gira Europea me espera. Allí hay mucho cenutrio que conquistar! (el público ríe). Síii, viven en la Edad media: las mujeres tienen que trabajar (oohhhhh!), la juventud se manifiesta (ooohhhh, ohhhh!), apestan a “democracia” (ohhh, ohhh y ohhhh!): un desastre de gente, vamos. Empezaré por instalarme en Suiza, que es un país relativamente pobre… Sólo tienen chocolate y gominolas. Pero ahora me tendrán a mi, que es como tener a Mahoma pero en guapo. El otro día, estaba limpiando el polvo en mis cámaras de tortura, desnudo y con tacones…. Ya sabéis que soy muy ambigua (el público ríe). ESTO NO ERA UN GAG!!!- Lady Gadá señala a dos desgraciados de la primera fila y las amazonas los cosen a balazos. Justin vomita el whopper de la cena- …limpiando el polvo y pensando en los Arapahoes, esos grandes descendientes africanos que se mudaron al Cañón del Colorado… y pensé: debería ir haciendo hijos por todo el mundo, pequeños Gadafitos para que mi dinastía viva eternamente! LADY GADÁ FOR EVER!!!”

El público aplaude hasta despellejarse la piel de las palmas temeroso de no sobrevivir al espectáculo.

“Menos mal que se larga pronto… “- lanza a sottovoce el mesero. La Furtado se ha dormido bajo una montaña de perchas, le sale una burbuja de moco de la nariz. En la calle se respira libertad.