Wednesday, March 7, 2012

Superimán y la invasión de las titis con pantalones

Superimán a punto de repartir guantazos
Superimán aspira un bol de cuscús después de una dura jornada de trabajo, hace tanto ruido con su superbocaza que parece que revoloteen por allí tres "katrinas". Hoy ha salvado muchas vidas, un estrés: una decena de gatitos arboleros, dos setentonas suicidas cruzando semáforos en rojo, un niño medio asfixiado al tragarse una dinastía entera de pokemons, tres casos de narcolepsia profunda en el congreso de los diputados y un casi-choque de trenes de “rodalies” mal cronometrados y con los viajeros al borde del picadillo… Suerte que Superimán estuvo allí para salvarlos a todos. Aunque la sociedad no lo comprende.   Superimán se encuentra muy solo cuando por las noches se desprende de sus mallas y se convierte en Abdul, el tío del badulaque de Pearson Street. En la trastienda mira la "spidertele" grasienta que cuelga del techo: las noticias no le dan muy buena fama, los periodistas carroñeros lo describen como un elemento extraño, que interfiere en el flow de la vida urbana, de aspecto fantasmagórico y una barba demodé. Pobre Superimán! Si él sólo pretende salvar a las pobres almas endiabladas que andan perdidas bajo el acecho del mal, como los americanos en Afganistán! Pero un buen día la rutina se resquebrajó. Los mayas ya lo twitearon hace milenios: “vendrá una plaga y el mundo se acabará. Pd: es broma, pringaos!” . Nubarrones boscosos sobrevolaron la ciudad como naves nodrizas y tras teñirlo todo de sombras hicieron estallar una borrasca. Pero ni una gota de agua. Ni estrellas dracónidas. Tampoco sapos. Lo que llovía eran TITIS CON PANTALONES!. La gente se amedrentaba en las casas ante tal diluvio daliniano. En las calles miles de transeúntes morían aplastados por el incesante goteo de titis pechugonas y apantalonadas. A Superimán le pilló la catástrofe colocando los pimientos a continuación de los pepinos, como siempre todo por orden alfabético. Al percatarse del horror no dudó en meterse en la nevera de las cocacolas. Zum! En  menos de un nanosegundo salió vestido de Superimán, acompañado de un chan-chan-ratachán sinfónico de lo más resultón. "Superimán siempre sabe qué hacer!" Y esta vez lo tenía claro: “hay que darles caña a las invasoras!” Liarse a sopapos si hace falta, con la zarpa, la escoba, el mando de la tdt o el Corán de tapa dura. Así que de un saltito cogió carrerilla vertical y empezó a corregir la trayectoria terrestre de las titis hacia arriba a base de patadas y puñetazos supersónicos. Dos horas de pelea, Crunch!-Bam!-Kapow!-Crash!... y la lluvia cesó. Los ciudadanos empapados de wonderbras no daban crédito a sus ojos: estaban salvados! Tres viñetas más tarde, el alcalde le entregaba la llave de la ciudad y le daba tickets gratis para el barbero. Ahora todo el mundo quería a Superimán. Y Abdul no tuvo que esconder más su identidad secreta en el badulaque. Se convirtió en asesor oficial de la policía impartiendo seminarios tipo “Si te falla la porra no pierdas la fe en el guantazo”.

En un universo paralelo… En una cueva de hielo emergían como estalactitas lonchas de bacon que anulaban sus poderes y un supervillano transexual fraguaba en un power point un malévolo plan para acabar con Superimán…To be continued.


2 comments:

  1. Buenos días,
    Srta. June lo prometido es deuda, así que tras amenizar mi mañana degustando este delicioso snack, tengo que decirle que lo he encontrado verdaderamente ameno y creativo. Seguiré engullendo varios de estos snacks con el propósito de engordar (falta me hace jajaja)mi intelecto.

    Pd: Espero que haya muchas tiras de bacon por el mundo

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  2. Gracias anónimo! Me alegra que te guste picotear en mi blog, muchas gracias por los ánimos (surfer ;))!

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