Friday, May 4, 2012

En la siudad...

Celona City , la ciudad que antes tenía un “Bar” al que recortaron cuando lo de la “crisi”. “La Qué?!” La Crisi, Antonia, esa cepa de virus que se van pasando unos a otros como patata caliente, pero que nadie apaga ni sofoca. Celona: metrópolis nervada de metro y polis, musculada de “trencadissos” y palmeras que mece el viento caprichoso. La city que se ha blindado de pasma hasta las muelas para proteger a los ciudadanos indefensos. Perdón : a los bancos indefensos de los peligrosos ciudadanos. Philip Pooche ya lo vaticinó hace tiempo:  “Estos ciutadans cada día son más y más capaces de provocar todo tipo de calamidades!  Hay que estar preparados para lo peor, el otro día casi m’ esconyo tropezando con tres yayoflautas armados con novelas de Corín Tellado, vaig tenir por...” Por eso Marianator, el carcamal antiguo que nos gobierna,  ha desplegado around the city 8000 polis políglotas (hablan catañol de extrarradio y sumerio antiguo con subtítulos), tanques, fragonetas, helicópteros de playmobil y un submarino que Monturiol diseñó para el fin del mundo.  
A diez metros bajo tierra un tren serpentea la ciudad: rodea la villa secreta de Topoggigio, unas ruinas íberas y tres fosas comunes colmaditas de esqueletos de la guerra civil. Tim Burton mataría a la Bonham Carter por un decorado así. No, no es el tren de la bruja: es el metro de la línea tres. En el interior del vagón de cola…:  Din-dan-dunnnnn: pròxima estació: “Sardanes”. Tras dos despedidas de solteras con nardos de trapo en la cabeza y tres japonenses que caminan como si alguien les fuera a pegar,  se apea un singular personaje: Paco Pelusas. Paco es  el escolta de Garzón que se acaba de quedar en el paro.  Paquillo, desprovisto de porra, pistola y poder adquisitivo tiene un hambre canina. Se comería un perro. Caliente. Pero como está en Celona y no en  Eva York se come un moniato. Después el león de la Warner sigue rugiendo en sus adentros así que acaba con su finiquito y se compra  un cucurucho de castañas. De mientras contempla la cara cagada de Colón. Imagina que las gaviotas son indígenas reencarnados que no tienen otra forma de vengarse.   Luego cae en la cuenta de la sospechosa simbiosis de la cultura popular catalana con la caca. Cacota. Regurgita una castaña y decide observar las salpicaduras de excrementos en la víctima. Saca sus prismáticos del CSI-nova y mira de cerca la entrepierna de Cristóbal.  “Oh!” Hay algo que se mueve dentro del monumento: enfoca bien y  como se asfixian unos turistas que golpean los cristales como macacos enjaulados. Se deben haber quedado atascados en el mirador.  El alcade quería cambiar “ese ascensor de los 60 que funciona a pedales”, pero Philip Pooche le dijo que “res d’ això”, que “con lo que vale un ascensor nuevo se ponen tres Orcos d’ Esquadra más en las calles”. 
Orco protegiendo
al Señor de los Banquillos

Paquillo llama a la pasma pero comunica. “Si usted está siendo atracado pulse uno. Si lo están violando pulse dos. Si lo están a punto de atocinar con una sierra eléctrica espere, le pasaremos con una operadora que le dará la extremaunción. Pi, pi, pi, pi….”.  Están todos protegiendo a los señores gordos de los bancos. Así que 4 horas después los guiris mueren asfixiados en las entrañas del conquistador. Por un momento piensa en llamar a Baltasar y que se encargue del caso y que se le caiga el pelo a Marianator,  Pooche y la madre que los parió a todos. Pero luego se da cuenta de que está en el paro y…. pasa por allí una mani de putas indignadas que reivindican sus derechos. Paco se une a ellas: “Más vale ser puta que hija de Pooche”!- gritan.

“Mare meva”: donde está Batman para salvarnos?


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